Samara Selisar, hija de Faunir y Liandra Selisar, gemela de Feanor Selisar. Elfa Solar nacida en Siempreunidos.
Tras la muerte de su madre en el parto gemelar su padre decide viajar a Weldazh, sumido en el dolor y amargura que lo convierten en un padre duro y amargado, de carácter iracundo,que marca mucho la infancia y vida de Samara.
Tras la muerte de su madre en el parto gemelar su padre decide viajar a Weldazh, sumido en el dolor y amargura que lo convierten en un padre duro y amargado, de carácter iracundo,que marca mucho la infancia y vida de Samara.
Desde niña fue callada, solitaria, tímida y retraída. Las personas que la conocían nunca habían visto una niña tan seria, pensando incluso que no hablaba o tenia algún tipo de problema.
Le gustaba ver a los demás niños jugar, pero no participaba en sus juegos. Muchas veces se escapaba, a observar a la Akh’Velahr. A veces, alguien la veía observar y no era raro que le enseñaran alguna cosa con las espadas de madera a manera de juego. Las únicas personas que la vieron sonreír fueron las que en algún momento le dieron esa oportunidad.
Al crecer empezó la rebeldía, escaparse de casa y los arranques de furia al chocar con su padre y hermano en prácticamente todo. Pese a tener un carácter amable, pacifico, cuando se frustraba podía llegar a ser un terremoto malhablado o prácticamente matar con una mirada.
Cuando viajaban nunca la llevaban con ellos, pues la tenían por una inútil en todos los ámbitos, no tenia aptitud para la magia, ni para el clero de los Seldarine, ni tampoco la templanza para la exploración o la erudición, ni prácticamente nada de lo esperaban que aprendiera o les fuera útil.
Samara decidió hablar con su padre de sus deseos de aprender a luchar (cosa que le costo mucho hacer por su falta de habilidades sociales), y tras las carcajadas de padre y hermano la única respuesta fue un desprecio: "¿Crees que ese brazo enclenque seria capaz de levantar una simple espada? Tu único futuro sera encontrar un marido que te aguante y criarme nietos".
La noche que supo la noticia de la muerte de su padre, Samara entro en los aposentos paternos, cogió una vieja armadura de su madre que guardaba hace años, una espada y salio de Suldanessellar sin despedirse de su hermano.
Lo primero seria ver y conocer todos los sitios de los que se hablaban en las conversaciones que ella escucho durante años. Conocer las razas que jamas había visto, las ciudades que solo conocía por descripciones, y viajar por los caminos de los que tanto había oído hablar.
Así llego a Anm, y se esforzó en aprender a iniciar una conversación, o entablar alguna relación social. A conocer aventureros, sus tácticas de lucha, viajar con ellos y aprender todo lo que pudiera del manejo de la espada, su única y verdadera amiga.
Se preocupa por su pueblo, pero no es druida, ni maga, ni tiene conocimientos de rastreo...en su interior aun piensa que es una inútil que no puede aportar nada, como le repetían en casa y por eso piensa que no es digna de la Akh’Velahr. Por lo que sigue aprendiendo, viajando y mejorando. Con paciencia, poco a poco.
Primer Concilio

Cuando algunos compañeros pidieron entrar en la guardia de la ciudad élfica ella guardó silencio. No era su momento, aún no se veía preparada para esa responsabilidad. Y de todos los gentiles presentes solo uno podía dar fe de su valía, y mejor ni intentarlo visto los últimos viajes que habían compartido.
Apretó los dientes y cerro los ojos. La armadura de la Akh’Velahr de su padre deberá esperar donde está.
Tenia que mejorar, anticiparse a sus enemigos, serenarse en la batalla cuando lo hacia en compañía de otros aventureros y aprender de los errores.
Últimamente está mas cómoda en compañía de otros, mas abierta y con menos timideces o miedos. Pero aun tiene esa fobia social a empezar una conversación o a ser cualquier centro de miradas. Esta cómoda con algunos amigos, y lo intenta con los demás.
Pero también sigue teniendo esos momentos de búsqueda de soledad, propios de su carácter desde niña.
Algún día puede que ese muro que hay entre ella y los demás desaparezca y pueda mostrarse como es en realidad. Y sobre todo, demostrar por fin que tiene una mano firme, y su espada puede ser útil para su pueblo.
La Armadura
La elfa solar deja un gran paquete cuidadosamente envuelto en la mesa de uno de los herreros de la ciudadela. Ha llegado el momento de ajustarla a su tamaño, una ardua labor para cualquier profesional. Bien lo sabe ella que ya tiene experiencia en la herrería.
Observa en silencio al herrero sacar las pesadas piezas y examinarlas. Desde la muerte de su padre estaban envueltas y guardadas esperando el momento.
El herrero levanta la vista y la mira con ojos cansados.
- Es increíble lo que le hace un vampiro a una armadura elfa. Parece imposible. - dice señalando algunas marcas en la parte superior del torso mientras menea la cabeza incrédulo.
Samara queda petrificada. Sabe que su progenitor ha muerto en la ultima batalla en el Cuello de Dragón, aunque nadie le ha querido, o sabido decir, cómo. En una guerra, la forma no es lo importante. Hasta que te topas con la realidad.
Tras las dudas y los cambios de planes de las ultimas jornadas, su futuro tiene una senda clara...
El Golpe
El
martillo de herrería cayo de su mano mientras vivía otra vida.
Asesinatos, muertes, sangre y vivencias que no eran suyas hasta ese
día.
El horror de verse hacer cosas que jamas haría por decisión propia. El temor de sentir cosas que hasta ese momento no había sentido. La absoluta sensación de vacío y soledad que esa otra vida le había dejado.
Tenia ojos nuevos para ver el mundo, a su pueblo, a sus amigos y a los desconocidos. Reconocía la ironía, los dobles sentidos, el coqueteo, el desprecio, y la maldad. Y todo lo sentía con más ira, más alegría, más pena y más dolor.
Arthal la había arrastrado a ver a la Dama Arisel de Lotar para lograr su nombramiento en el ejercito. Sabía el elfo que ella tenia la misma intención (seguir los pasos de su padre en Akh´Velahr) y siempre la ayudaba, conociendo su dificultad para la iniciativa propia.
Arisel les dejo una misión clara: Buscar la gema llamada Arael Anilesa. Si lo conseguían, estarían a un paso del ejercito.
Tras buscar apoyos en otros gentiles, y algún mestizo, finalmente tenían en sus manos la gema maldita, con dos almas en su interior. El martillo que portaba en una de sus bolsas fue la solución. Un golpe y todos sus problemas con los Drows habría terminado.
En pocos segundos vivió una plena vida Drow, la de la sacerdotisa Bezsrima Olonrae. El golpe en su alma fue devastador. Ya no era Samara, tampoco era Bezsrima, no estaba poseída, ni maldita.
Arisel les dejo una misión clara: Buscar la gema llamada Arael Anilesa. Si lo conseguían, estarían a un paso del ejercito.
Tras buscar apoyos en otros gentiles, y algún mestizo, finalmente tenían en sus manos la gema maldita, con dos almas en su interior. El martillo que portaba en una de sus bolsas fue la solución. Un golpe y todos sus problemas con los Drows habría terminado.
En pocos segundos vivió una plena vida Drow, la de la sacerdotisa Bezsrima Olonrae. El golpe en su alma fue devastador. Ya no era Samara, tampoco era Bezsrima, no estaba poseída, ni maldita.
Samara
se crió sola con su padre y su hermano, ninguna mujer fue pilar, apoyo
ni modelo en su crecimiento ni educación. Su forma ser tenia mucho que
ver en eso.
Le pesaba mucho la armadura, la ahogaba, le apetecía bromear, reír, llorar, insultar, pegar y besar sin que nada y todo tuviera un porqué. Los demás la vigilaban como si fuera a hacer alguna tontería, mientras ella se esforzaba en parecer la misma, sabiendo que fracasaba en cada intento.
A muchos nuevos conocidos les agradaba esta nueva Samara, a los que ya la conocían les resultaba chocante o peligrosa.
A Samara finalmente le daba todo igual. Solo quería parar todas esas oleadas de sentimientos contradictorios. Cerrar los ojos y no sentir.
Le pesaba mucho la armadura, la ahogaba, le apetecía bromear, reír, llorar, insultar, pegar y besar sin que nada y todo tuviera un porqué. Los demás la vigilaban como si fuera a hacer alguna tontería, mientras ella se esforzaba en parecer la misma, sabiendo que fracasaba en cada intento.
A muchos nuevos conocidos les agradaba esta nueva Samara, a los que ya la conocían les resultaba chocante o peligrosa.
A Samara finalmente le daba todo igual. Solo quería parar todas esas oleadas de sentimientos contradictorios. Cerrar los ojos y no sentir.
Samara escribe
en la intimidad de algún aposento, tranquila y serena. Pese a que sabia
que era mala narradora, quería descargar en papel sus vivencias, y lo
que había sentido esas ultimas dekhanas.
Todo ha pasado. Ya no hay mezcla de vivencias, solo el recuerdo de una historia,un cuento, como los que le contaba su hermano cuando le leía en casa.
Samara vuelve a ser la misma de siempre. Aunque le brillen los ojos dorados de una forma especial, y sonría un poco más que antes.
Todo ha pasado. Ya no hay mezcla de vivencias, solo el recuerdo de una historia,un cuento, como los que le contaba su hermano cuando le leía en casa.
Samara vuelve a ser la misma de siempre. Aunque le brillen los ojos dorados de una forma especial, y sonría un poco más que antes.
Samara Selesar, Espada y Guerra - Dicen que los elfos solares suelen mirar mas allá de horizonte con anhelo. Suele pasar con la edad, o la soledad. Samara no sabia cual de ellas le hacia mirar hacia la lejanía, ensoñando con olores salobres de los que ni tenia recuerdos.
Habían
pasado los días y las dekhanas, los meses, las estaciones, y no había
conseguido encajar en su ciudad, Suldanessellar. Estaba pendiente de la
recomendación de la Dama Arisel de Lotar en Akh´Velahr para el próximo concilio, que nunca llegaba.
Tenia
propuestas en grupos mercenarios, y casas comerciales. Había ayudado en
algunas investigaciones, incluso mágicas o en bibliotecas, y acompañado
a otros a reuniones importantes como escolta. Pero al caer la noche y
cerrar los ojos para ensoñar solo veía el mar.
Su
mejor amigo y compañero de aventuras la había ayudado mucho en los
últimos tiempos. Lo que le hacia recordar y añorar más a su gemelo,
acostumbrada a décadas de discusiones, peleas y reconciliaciones
fraternales.
No era la primera vez que acompañaba a Erven a alguna reunión o encuentro relacionado con los Tlincalli.
Cuando le propuso participar en una peligrosa misión no se lo pensó dos
veces. Por fin su espada podía ser útil, demostrarse a ella misma su
valía, ayudar, y devolverle toda la ayuda previa al mago elfo.
Fue
a reuniones de planificación donde no entendía la mayoría de conceptos,
sobre todo mágicos. Solo sabia que habría que luchar y posiblemente
morir. No le importaba morir por el bienestar de otros, por Amn, y en
nombre de Corellon.
Escribió
una carta a su hermano en SiempreUnidos informándole de sus intenciones
y despidiéndose, por si caso. Empacó sus cosas y partió de
Suldanessellar. Con grata sorpresa fue despedida por algunos gentiles, e
incluso le prestaron amuletos de buena suerte. La despedida no fue tan
amarga como imaginaba y se sintió agradecida por los gestos de buena fe.
También se despidió de algunos amigos en la Ciudad de la Moneda.
La
misión fue peligrosa, incluso llego a temer a caer en batalla con
algunos de los seres con los que se cruzaron en su camino del portal.
Sin embargo ese día los dioses le sonreían, su espada estuvo firme, sus
reflejos alertas, su mente clara y tranquila. Por fin estaba donde
debía, en batalla, cuerpo a cuerpo, siendo la espada elfica que había
soñado desde pequeña.
Vio
batallas en la lejanía, vio cuerpos caer, vio sangre, pero también
gloria, camaradería, y determinación. Se sintió afortunada de acompañar a
un grupo de personas de todas la razas que solo podían ser llamados
héroes. Aprendió mas en esa misión que en los últimos años vividos.
Cuando
por fin se cerro el portal sonrió mientras se sucedían los abrazos y
las felicitaciones, se sentó en una roca y bajo la cabeza. Recordó las
palabras del pasado sobre su incapacidad para luchar, o de llegar a ser
una guerrera. Y lloró mientras reía tapándose el rostro.
La
sangre, de un corte profundo en la mejilla, corrió por sus manos. Mas
tarde le ofrecieron ayuda sanadora para deshacerse de la herida, pero
prefirió quedarse con ella, como recordatorio de aquel día. "Todo buen guerrero luce alguna herida de guerra" decía su padre cuando presumía de las suyas.
Ahora
ella tenia las suyas. Una en la cara, otra en el alma. Podría partir a
Eternion, donde sabia que tendría un lugar y unos brazos que la
recibieran con calor.
Tras su paso por la guerra, y vivir su primera batalla (Espada y Guerra), Samara se presentó el día indicado para recoger su condecoración.El Consejo de los Seis anuncia que habrá un evento el 20 de noctal -día del solsticio de invierno- en Agujas de Oro para rezar por los caídos de las Guerras del Escorpión, más de 2.300 personas durante los dos años que ha durado la guerra hasta la tregua. El evento tendrá primero una ceremonia en la catedral de Agujas de Oro por la mañana y por la tarde un espectáculo en el Coliseo donde tendrán lugar diversos espectáculos antes de la entrega de condecoraciones. Se irán ampliando detalles del evento -que será público- a medida que se acerque la fecha señalada.
La carta donde se le anunciaba tal recompensa le llegó por sorpresa, no había pensado jamas que su primer reconocimiento fuera en una tierra que no era la suya. Pero tras los últimos días pasados en la ciudad, se llenó de orgullo al ver que el destino le tenia preparados aun regalos.
La ceremonia fue sencilla, emotiva e inolvidable. Muchos héroes de Amn recogieron sus condecoraciones ese día. La suya era modesta, pero se alegro por sus amigos cuando subieron al estrado con sus mejores galas.
La Eterna Melodía preparó un teatrillo recordando las mejores gestas de la batalla. Fue un espectáculo acorde con el momento: lleno de proezas.
Tras
recibir su condecoración, nerviosa y sin saber qué decir, Samara se
dirigió a la taberna, donde el vino y la conversación corrieron a
raudales. Terminó la noche ebria de felicidad, y de vino.
Samara Selesar, Patrullas en Weldazh
Zhentarims en Weldazh
Después
de mucha patrullas solitarias, o acompañada, tuve mi primer
encontronazo con humanos. Varios tipos, de ropas oscuras y que reconozco
de haber visto por Amn como Zhentarims, han sido visto en Musgolito y
el bosque de Weldazh.
A uno de ellos me lo encontré en solitario, y aunque solo lo escolté amablemente hasta el linde la ciudad de Caravassar, cruzamos algunas palabras. Si hubiera tenido algún rango en el ejercito, mis palabras no habrían parecido un mero farol.
Pese a que luego se han visto algunas figuras de ropas oscuras cruzando el Weldazh, no han salido del camino. El mediano llamado Nash entre ellos, se mostró amable y colaborador cuando nos cruzamos.
A uno de ellos me lo encontré en solitario, y aunque solo lo escolté amablemente hasta el linde la ciudad de Caravassar, cruzamos algunas palabras. Si hubiera tenido algún rango en el ejercito, mis palabras no habrían parecido un mero farol.
Pese a que luego se han visto algunas figuras de ropas oscuras cruzando el Weldazh, no han salido del camino. El mediano llamado Nash entre ellos, se mostró amable y colaborador cuando nos cruzamos.
Patrullas Otoñales por el Cuello del Dragón
Tras
mi descanso en Amn, he vuelto al Weldazh a reiniciar las patrullas
semanales. El Otoño ha llegado al Weldazh y, con la lluvia, es mas
difícil leer huellas en el terreno. Aún así sigo vigilando algunas
zonas, como la zona cerca del Cuello del Dragón.
También es una zona a la que me gusta ir, y sentarme a meditar disfrutando de las maravillosas vistas.
Aviso de la Sacerdotisa Anith
Hace pocos días un aviso urgente llego a la ciudadela de Suldanessellar. La sacerdotisa nos advertía de enemigos peligrosos cercanos a fortaleza elfica del Cuello de Dragón."La sacerdotisa Sella hace llegar un mensaje a Suldanessalar para dar aviso a la milicia élfica y gentiles del weldath que hay grupos de monstruos muy cercanos a la fortaleza élfica, por lo que, tras termina la guerra contra Muran, hace un llamamento para una reunión urgente y tratar el tema del Cuello del Dragón. Además se pide a los gentiles no ir solos al cuello del Dragón debido a la fuerza, número y peligrosidad de estos seres."
En
estos últimos días nos hemos acercado a la zona en grupos, haciendo
caso a las palabras del mensaje, pudiendo ver con nuestros propios ojos
los peligros de los que nos alertaba.
Hay
patrullas mas fuertes de lo común en la zona mas cercana al camino, la
zona este del Cuello del Dragón. Y mas allá, hacia el Oeste, grupos de
Nagas duras de roer.
Con
ayuda de mis compañeros, y mucha magia en la espada, pudimos limpiar la
zona, aunque parece que la amenaza en Weldazh se ha recrudecido y habrá
que estar atentos a que no pase a mayores.
Akh’Velahr
Guerreros/Arqueros de su Majestad (Akh’Velahr – El Ejército del Pueblo)
- El ejército de su Majestad se encarga de custodiar los enclaves
élficos de Wéldazh con especial atención a Suldanessalar. Así como a las
familias nobles y a la realeza. Entre los Guardianes se encuentra la
infantería, arqueros y caballería. En total los Akh’Velahr de Wéldazh
cuentan con 2.000 elfos con una mayoría de arqueros y una minoría de
infantería y caballería. Sólo en Suldanessalar descansan la mayor parte
de sus fuerzas con 1.000 elfos.
Los aspirantes, hacen actividades de entrenamiento, e incluso pasan pruebas previas como la Búsqueda de Arael Anilesa
Entrenamiento con Estafermos
La
ciudad cuenta con Arena para practicar, ademas de Estafermos, y armas
no letales para que los aspirantes y miembros depuren sus técnicas.
Practicas de Combate de algunos aspirantes de la Akh’Velahr. Practica con estafermos.
Aspirantes: Arigael y Samara. Ayuda al Druida Turindriel en combate con Bastón.
Practicas de Combate de algunos aspirantes de la Akh’Velahr. Practica con estafermos.
Aspirantes: Arigael y Samara. Ayuda al Druida Turindriel en combate con Bastón.
Patrullas ExtraOficiales
Viaje
hacia la infraoscuridad por el templo de Shevarash para hacer un
reconocimiento del lugar para el futuro, como estar preparados si se
acepta la ayuda a los enanos.
Elfos en la patrulla: Erven, Samara, Arigael y Eolas.
Notas: Estaría bien tener un cartógrafo para poder conseguir un mayor saber del lugar, no sabemos en el futuro el mal que puede llegar a infiltrarse por ahí.
Elfos en la patrulla: Erven, Samara, Arigael y Eolas.
Notas: Estaría bien tener un cartógrafo para poder conseguir un mayor saber del lugar, no sabemos en el futuro el mal que puede llegar a infiltrarse por ahí.
Samara Selesar, Promesas - Dicen que los Gemelos separados no saben vivir solos. Y Samara sentía el peso de la soledad cada día que pasaba.
Hacia
tiempo que tenia sus objetos personales empacados. Cuando terminó la
guerra y sintió la llamada del Hogar intentó resistirse. Los cabellos se
le habían vuelto blancos y había perdido algo de alegría en el corazón
con la perdida de amistades o aliados. Justo cuando ya había decidido
irse, sin mirar atrás, algo la retuvo.
- No seas cobarde - Se dijo a sí misma soltando sus pertenencias en el suelo con estruendo.
Salió
al exterior y contempló Suldanessellar durante minutos mientras por su
mente pasaban escenas del pasado. Bajó hasta el Altar de Corellon, donde
había rezado mil veces antes de partir de la ciudad, y se arrodillo
haciendo una promesa solemne. Cuando abrió los ojos y se levanto sintió
que el peso desaparecía. Miro de nuevo hacia la ciudadela y sonrió.
¿Corellon
la había escuchado? Puede que no tuviera nada que ver, o que los Dioses
jugaran con sus destino, pero desde ese día todo cambió.
Suldanessellar
cobró vida a su alrededor. Se le presentaron oportunidades importantes
de ayudar al Pueblo. Se abrió a conocer aliados nuevos, y vencer su
timidez presentándose voluntaria a varios proyectos.
El
color volvió de nuevo a su rostro, y las risas regresaron a su vida.
Siempre guardaría ese momento de debilidad en la memoria, pero las
promesas estaban hechas.
Cada
día su espada estaba mas firme, su habilidades en combate progresaban
más de lo que ella creía e incluso empezó a leer libros sobre Técnicas
Militares y Defensivas. Intentaba llevarlas a la practica en pequeñas
salidas de la ciudad, o patrullas con otros elfos a los que encontraba,
por lo que cada día tomaba mas y mas confianza en sí misma.
Intentaba
ayudar por igual, sin excluir por razones emocionales o de amistad,
pero la tarea le resultaba algo difícil. Intentaba por todos los medios
no sacar su mal carácter cuando se enfadaba, ya le había costado
demasiado. En esos momentos apretaba sus manos juntas delante de ella, y
dejaba pasar la tensión sin que se notara. Mas de una cicatriz se le
estaban creando en las palmas intentando no explotar.
En su mente, su promesa era firme. Nada, ni nadie, podría volverla hacer caer en el desanimo ni en la duda.
Samara
se colocó la armadura en pasos lentos y estudiados. Ciñó su espada a su
cintura y salio de nuevo de casa, dejando sus pertenencias ordenadas
donde habían estado siempre, desde la niñez. Ahí estarían esperándola a
cada regreso.
Samara Selesar, Sauliak
- Desde muy niña había aprendido a ajustarle la armadura a su padre.
Era su momento favorito con su altivo y malcarado progenitor. Él la
dejaba hacer casi sin hablar, salvo para regañarla por algún fallo o
descuido. Estaba acostumbrada, bajaba la cabeza y seguía haciendo su
labor.
Lo
que no sabia la rubia elfa eran los pensamientos de su padre mientras
la veía crecer, década tras década, y hacer esa misma tarea una y otra
vez, cada vez mas fuerte y responsable.
"Soy duro con ella. Demasiado. Desde que descubrí sus espadas de madera y esos moretones en el cuerpo supe que debía serlo"- Pensaba. La miró severo y señaló una correa "casi" mal ajustada. Ella sonrió como disculpa y la puso en su sitio.
"Cuando
vuelva de esta batalla hablaré con ella, ya esta lista para seguir mis
pasos. Quien sabe, puede que algún día incluso sea un miembro del
Akh´Velahr" Pensó mirándola bien. Tenia los mismos ojos dorados de
su madre, una sonrisa siempre amable y un carácter de mil demonios al
enfadarse, según le decían los que la conocían bien.
"He tenido que ser muy inflexible con ella, pero eso la ha moldeado. Puede que incluso me odie un poco"
Su padre se permitió dedicarle una sonrisa mirándola antes de
despedirse. Salió por la puerta camino a los campamentos del Cuello del
Dragón.
Cuando volviera de la batalla ya hablarían, pensó. Pero nunca volvió a verla.
En
el mismo sitio, y en el mismo espejo, Samara se ajustó sola la misma
armadura de su padre. La había tenido que modificar en ciertos sitios,
evidentemente. Se miró al terminar y suspiro largamente.
"¿Que pensaría ahora si la viera?"
- Se pregunto mentalmente. Recogió de la mesa la pequeña insignia que
llevaría desde el día de hoy en su capa y que le habían hecho llegar
tras anunciarle su ascenso a Sauliak del Akh´Velahr.
Nunca
tendría respuesta para eso, pero levanto la cabeza, estiro los hombros
y rezó mentalmente a Corellon para mantener el valor y la serenidad en
esta nueva etapa.
Se
puso la insignia y corrigió que estuviera bien derecha, como su padre
hubiera querido, y sonrió para sí misma con este gesto heredado.
Samara Selesar, Carta
Querido Feanor:
Hace mucho que no te escribo, debes pensar que tu hermana se ha olvidado de ti, pero tengo tantas cosas en la cabeza, y en mi día a día, que casi no saco tiempo para escribirte.
Desde que me ascendieron a Sauliak parece que tengo mi tiempo repartido entre reuniones, informes y patrullas. Estoy metida en varios proyectos de los que no puedo hablarte por medio de misiva. Solo decirte que trabajo por nuestro Pueblo todo lo que puedo haciendo imposibles. También hago pruebas y preparo a algunos aspirantes nuevos a mi cargo.
¿Recuerdas lo que decía Padre? "¡En esta vida, las únicas recompensas se obtienen con trabajo, trabajo duro!" nos repetía constantemente. Pues por mucha razón que tuviera, y la tenia, también los momentos de diversión y alejarnos de las responsabilidades ayudan a centrarse y volver al trabajo.

Desde hace un tiempo, ademas de mis deberes en Suldanessellar, aspiro a ser miembro de una nueva casa comercial con sede en Caravassar, La Piedra Lunar. Pese a que también trabajan duro y sus proyectos son importantes, a veces peligrosos, me sirve como forma de alejarme de las preocupaciones del hogar.
Intento salir a pasear con amigos, a tener momentos de diversión y camaradería con los Grifos. No pongas esa cara, casi te imagino enarcando las cejas y diciendo que intento abarcar mucho. Pero no, no me he unido oficialmente a ellos, y si los conocieras, sabrías de lo que te hablo. Son gente maravillosa y divertida; siempre salgo renovada cuando viajo con ellos.
A veces acudo a un Club de Lucha que ha creado uno de mis Akh´Velahrn en Amn llamado Durei. Allí aprendo mucho sobre cómo combatir según qué personas y métodos. A veces muerdo el polvo, otras lo muerden ellos, pero siempre aprendo algo.

En lo personal, siento decirte que no tenias razón en lo que me aconsejabas. Siempre me decías que olvidara ya a ese elfo del que llevo años escribiéndote. Espero que te alegres por mí y no pongas caras raras. Ahora sabes que no estoy tan sola y ya no voy suspirando por los rincones como me decías.
Y sin más me despido hasta la próxima carta. Espero tu respuesta pronto. ¡O tendré que ir a tirarte de esas orejas picudas! Con amor:
Tu Gemelita Samara
Hace mucho que no te escribo, debes pensar que tu hermana se ha olvidado de ti, pero tengo tantas cosas en la cabeza, y en mi día a día, que casi no saco tiempo para escribirte.
Desde que me ascendieron a Sauliak parece que tengo mi tiempo repartido entre reuniones, informes y patrullas. Estoy metida en varios proyectos de los que no puedo hablarte por medio de misiva. Solo decirte que trabajo por nuestro Pueblo todo lo que puedo haciendo imposibles. También hago pruebas y preparo a algunos aspirantes nuevos a mi cargo.
¿Recuerdas lo que decía Padre? "¡En esta vida, las únicas recompensas se obtienen con trabajo, trabajo duro!" nos repetía constantemente. Pues por mucha razón que tuviera, y la tenia, también los momentos de diversión y alejarnos de las responsabilidades ayudan a centrarse y volver al trabajo.

Desde hace un tiempo, ademas de mis deberes en Suldanessellar, aspiro a ser miembro de una nueva casa comercial con sede en Caravassar, La Piedra Lunar. Pese a que también trabajan duro y sus proyectos son importantes, a veces peligrosos, me sirve como forma de alejarme de las preocupaciones del hogar.
Intento salir a pasear con amigos, a tener momentos de diversión y camaradería con los Grifos. No pongas esa cara, casi te imagino enarcando las cejas y diciendo que intento abarcar mucho. Pero no, no me he unido oficialmente a ellos, y si los conocieras, sabrías de lo que te hablo. Son gente maravillosa y divertida; siempre salgo renovada cuando viajo con ellos.
A veces acudo a un Club de Lucha que ha creado uno de mis Akh´Velahrn en Amn llamado Durei. Allí aprendo mucho sobre cómo combatir según qué personas y métodos. A veces muerdo el polvo, otras lo muerden ellos, pero siempre aprendo algo.

En lo personal, siento decirte que no tenias razón en lo que me aconsejabas. Siempre me decías que olvidara ya a ese elfo del que llevo años escribiéndote. Espero que te alegres por mí y no pongas caras raras. Ahora sabes que no estoy tan sola y ya no voy suspirando por los rincones como me decías.
Y sin más me despido hasta la próxima carta. Espero tu respuesta pronto. ¡O tendré que ir a tirarte de esas orejas picudas! Con amor:
Tu Gemelita Samara
- Otra vez! Corte hacia arriba! - dijo con voz firme. Se escuchó el ruido siseante de varias espadas al ejecutar ese movimiento circular hacia la parte superior de sus falsos enemigos. - Otra vez! Para cerrar la distancia y atacar mientras entramos en el área de cercanía tenéis que dominar el movimiento, tanto hacia arriba como hacia abajo. Otra vez! - Se oyeron varios siesos más, algún jadeo de frustración y alguna espada cayendo al suelo.
Volvió a cerrar los ojos con con el estruendo y suspiró. Estaba perdiendo los nervios, y no era normal en ella. Solía ser amable, y la mayor parte del tiempo, sonriente. Pero los acontecimientos de las ultimas dekhanas le hacían plantearse si esa era la mejor forma de mostrarse en su puesto.
Le había costado salir de su caparazón. Lejos quedaba la elfa estirada y seria que casi no hablaba cuando empezó a empuñar la espada acompañando a otros gentiles. Poco a poco había hecho amigos, creado lazos y consideraba que tenia un amplio numero de conocidos tanto dentro como fuera del Weldazh.
Pero como su espada, Triple Hiriente, el daño había empezando con cortes.
- Alto!! Corte y Tajo! Hacia arriba! - Dió las instrucciones sacando la voz desde el diafragma para hacerse oír. En seguida se oyeron los siseos y el ruido de las espadas al chocar mas fuerte con la madera. "Tendrían que reponerlos después de esa mañana", pensó a la velocidad del rayo mientras volvía a hablar. - Cuando ya estamos en contacto con el objetivo, el movimiento natural es rebanar o tajar, jalando o empujando.
Los sonidos de pelea se incrementaron. Choques, gruñidos, madera astillándose y alguna maldición casi inaudible. Los novatos ponían todo de su parte, y en sus primeros entrenamientos lo daban todo sintiéndose observados. Sus ojos dorados se fijaron en algunos movimientos gráciles, algunos de ellos prometían si seguían por ese camino.
Los miró casi con envidia, ella no había tenido la oportunidad de instruirse en el ejercito. Le costó probarse a sí misma antes de entrar en él. Y luego, demostrar su valor ante Arisel de Lotar. Su puesto en los Akh´Velahr no había sido por una simple prueba en el bosque, sino impidiendo que los Drows tomaran el Weldazh junto a unos pocos gentiles y jugándose la cordura rompiendo la Arael Anilesa, cosa que pocos sabían.
Se frotó una oreja, un gesto de cansancio que la delataba para los que la conocían bien. No, no sabían lo que le había costado llegar hasta allí. Y no iba a dejar que todo ese trabajo fuera en vano. Si tenia que mostrarse menos cercana y más estricta tendría que hacerlo.
- Estocada!! Estocada!! - Corrigió la postura de una nueva soldado con un toque en el codo, casi le sonríe amable como siempre hacia cuando lo hacía, pero se contuvo y simplemente asintió seria dándole su conformidad a la nueva postura. - Mas rápido!! Corte hacia abajo! Tajo!! Estocada! Tajo! Corte hacia arriba!
Los jóvenes Akh´Velarhn empezaron a sudar y jadear, poco acostumbrados a tanto esfuerzo. Los miró uno a uno, anotando mentalmente sus virtudes y defectos para hablar con ellos uno a uno luego.
- Golpe plano! Golpe de Cruz!! - los ruidos contundentes le hicieron pestañear. Incluso el suelo de madera cimbreaba con los golpes - Golpe de Cruz! Paso atrás!! Corte!! Tajo!!
Cuando los vio lo suficientemente cansados calló. Los miró en silencio mientras recobraban el aliento y finalmente sonrió.
- Muy bien. Podéis iros a descansar. Estad frescos para la patrulla con los maeses enanos de la próxima luna. - No pudo evitar palmear el hombro de alguno cuando pasaba a su lado.
A veces, los cambios cuestan. Ella no podía evitar ser como era, aunque lo intentara. No le borrarían la sonrisa, ni su alegría. Aunque tendría que sacar a pasear el mal carácter cuando volvieran a intentar pisarla.
Samara volvió ojerosa del entrenamiento, pero contenta con el resultado, y una sonrisa amable para todo con el se cruzó camino del ensueño.
Samara Selesar, Invasión Ilícida
Samara
mira sus notas e informes pálida y cansada mientras ordena las
próximas guardias y patrullas. Los últimos días han sido duros, tras
los ataques en el Claro de Eldat y las cercanías de Purskul la
actividad ha sido frenética. Algunos hechos, aparte de la amenaza
Ilícida la preocupan y tendrá que solucionarlos tras solucionar la
amenaza (confía en ello).
Las reuniones han sido eternas, algunas fructuosas y esclarecedoras como la que de la Torre de Magia de Suldanessellar, otras frustrantes y agotadoras como la de los Aliados en Musgolito.
Sin duda, y de nuevo, son los aliados Enanos los
que mejor han sabido reaccionar de forma rápida y sin problemas de
egos. Tras estar presente en uno de sus Sepelios y haberles dado la
bienvenida al bosque de Weldazh su respeto a esa raza solo ha podido
reafirmarse.
Los primeros días tras los ataques los pasó en el Templo de Labelas, obsesionada con mirar los cielos en busca de naves y redoblando las patrullas de los Akh´Velahr en la ciudadela.
Tras calmarse, asistir al Concilio y
conocer todo lo que debe saber sobre esta amenaza, patrulló el Bosque y
el Cuello junto a sus Akh´Velahrs o demás gentiles que quisieran
ayudar.
También
pasa algún tiempo en la entrada de la ciudadela vigilando que nadie
entre con larvas o amenazas en su cuerpo. Para ello, nada mejor que una
buena descarga eléctrica. Las guardias de electrocución no es que sean
de su agrado pero son necesarias.
La
amenaza también le está dando una lección sobre caracteres de otros
miembros del Pueblo gentil. Su padre siempre hablaba del Mago Real como
un mago de mal carácter y desagradable. Samara en estas dekhanas está
cambiando de idea por completo. Su entrega a la amena, formas y trato
hacia los demás son todo lo contrario a lo que su padre le metió en la
cabeza.
Samara
firma el último informe recibido y aparta el trabajo. Se frota las
orejas como cuando está muy cansada y se pone de pie pesadamente. Ya es
tarde, tendría que descansar, pero prefiere pasar un rato tranquilo con
la única persona que la conoce de verdad y le hará olvidar el
cansancio.
Hasta la mañana, que vuelva al trabajo, a la espera de la inminente llegada de esos seres.
La primera subida a esas naves fue rápida, caótica pero fructífera. Conseguimos sacar algo de ella que por mucho que me expliquen no consigo entender, para eso están los eruditos
Luego el peligro llegó al Weldazh. Los Ilícidos estaban buscando algo en nuestras tierras. Dos zonas estaban siendo exploradas por estos seres y a las dos tuvimos que ir a hacerles frente junto con los aliados que nos dieron su apoyo.
En la primera Misión, los Ilicidos se llevaron lo que buscaban transportándolos por sus portales. Aun así el combate fue sangriento, casi creímos que no saldríamos sin vida. Gabriela, Erven y yo pudimos terminar con los últimos de ellos y ayudar al resto, herido, a recobrarse.
El Guardián de las Ruinas elficas nos dio la localización de la segunda ruina.
Primero Loreliel y yo, como Sauliak, mandamos a parte del Ejército a proteger las segundas ruinas. Cuando el grupo llegó ya habían montado un campamento en la superficie.
Después el grupo de misión bajo a buscar el segundo artefacto que los Ilicidos querían. Los elegidos por el Guardián éramos tres en esta misión. Sin la mano de uno de ellos, no podría haberse sacado la Llama del fuego mágico.
Tras conseguir la llama, llego el ataque. Nuestros soldados desde la superficie y nosotros desde las profundidades les hicimos frente. Lamentablemente era más importante llevar la reliquia a un lugar a salvo y muchos de nuestros soldados perdieron su vida protegiéndonos.
Una vez la Llama estaba en nuestro poder, los Ilicidos centraron sus intereses en otras zonas y nos dieron el descanso para poder despedirnos de nuestras perdidas y custodiar la reliquia.
Tras un leve respiro, los planes, informaciones y urgencia volvieron. Estos seres abandonan nuestro territorio, y no podíamos dejarlos marchar para que volvieran en el futuro y por sorpresa. Todos los aliados unimos nuestras fuerzas y nos organizamos en eternas reuniones.
Erven y yo fuimos a la batalla en la llamada nave 1, junto a la Piedra Lunar. Terminamos heridos y cansados. Erven perdió una mano, pero gracias a la intervención pronta de la sanadora le volvió a crecer en unos días. A mí me hirieron gravemente, pero mi complexión fuerte hizo que en poco tiempo no tuviera secuela alguna.
Después supimos que todas las misiones en las demás naves fueron igualmente exitosas.
Ya solo quedaba honrar a todos los perdidos en esta guerra. Y vigilar los cielos para que no vuelvan a parecer más seres como estos.
Aunque, como la paz nunca dura mucho, el peligro esta vez vendría de otro sitio. Pero esto es ya otra historia.
*Samara cierra su Diario personal, dando por terminada esta época de su vida al que tanto esfuerzo dedicó y en el tantas vidas vio apagarse*
Samara Selesar, Invasión Ilícida (2º Parte)
Tras los dos primeros encuentros (Boda y Crimmor) empezaron a llegar las noticias e informaciones. A cuenta gotas, inicialmente, pero finalmente todo que se sabía de estos seres fue revelado.La primera subida a esas naves fue rápida, caótica pero fructífera. Conseguimos sacar algo de ella que por mucho que me expliquen no consigo entender, para eso están los eruditos
Luego el peligro llegó al Weldazh. Los Ilícidos estaban buscando algo en nuestras tierras. Dos zonas estaban siendo exploradas por estos seres y a las dos tuvimos que ir a hacerles frente junto con los aliados que nos dieron su apoyo.
En la primera Misión, los Ilicidos se llevaron lo que buscaban transportándolos por sus portales. Aun así el combate fue sangriento, casi creímos que no saldríamos sin vida. Gabriela, Erven y yo pudimos terminar con los últimos de ellos y ayudar al resto, herido, a recobrarse.
El Guardián de las Ruinas elficas nos dio la localización de la segunda ruina.
Primero Loreliel y yo, como Sauliak, mandamos a parte del Ejército a proteger las segundas ruinas. Cuando el grupo llegó ya habían montado un campamento en la superficie.
Después el grupo de misión bajo a buscar el segundo artefacto que los Ilicidos querían. Los elegidos por el Guardián éramos tres en esta misión. Sin la mano de uno de ellos, no podría haberse sacado la Llama del fuego mágico.
Tras conseguir la llama, llego el ataque. Nuestros soldados desde la superficie y nosotros desde las profundidades les hicimos frente. Lamentablemente era más importante llevar la reliquia a un lugar a salvo y muchos de nuestros soldados perdieron su vida protegiéndonos.
Una vez la Llama estaba en nuestro poder, los Ilicidos centraron sus intereses en otras zonas y nos dieron el descanso para poder despedirnos de nuestras perdidas y custodiar la reliquia.
Tras un leve respiro, los planes, informaciones y urgencia volvieron. Estos seres abandonan nuestro territorio, y no podíamos dejarlos marchar para que volvieran en el futuro y por sorpresa. Todos los aliados unimos nuestras fuerzas y nos organizamos en eternas reuniones.
Erven y yo fuimos a la batalla en la llamada nave 1, junto a la Piedra Lunar. Terminamos heridos y cansados. Erven perdió una mano, pero gracias a la intervención pronta de la sanadora le volvió a crecer en unos días. A mí me hirieron gravemente, pero mi complexión fuerte hizo que en poco tiempo no tuviera secuela alguna.
Después supimos que todas las misiones en las demás naves fueron igualmente exitosas.
Ya solo quedaba honrar a todos los perdidos en esta guerra. Y vigilar los cielos para que no vuelvan a parecer más seres como estos.
Aunque, como la paz nunca dura mucho, el peligro esta vez vendría de otro sitio. Pero esto es ya otra historia.
*Samara cierra su Diario personal, dando por terminada esta época de su vida al que tanto esfuerzo dedicó y en el tantas vidas vio apagarse*
Ceremonia a los Héroes de la Guerra contra los Ilicidos

No era su primera ceremonia tras una guerra, aunque esta era distinta. La vez pasada era la primera vez que participaba en una gran batalla, era inexperta y su premio era el ultimo en darse (El Corazón de Torlath, la medalla de Bronce militar amniana, siempre lo llevaba bien visible)
Esta vez recogería su condecoración con orgullo. Se había enfrentado a esos seres demasiadas veces. Y esta vez sí se consideraba uno más de los que, junto a ella, esperaban a ser llamados.
Cuando oyó su nombre, levanto la cabeza y caminó con confianza. Lo que no esperaba era el presente con el que seria homenajeada.

Volvió a su puesto con un nudo en la garganta, agarrando el estandarte con firmeza. Pensaba en su padre, lo orgulloso que estaría de ella si pudiera estar allí. También recordó a su hermano, que la miraba con nuevos ojos desde que llego de la Isla. Sintió el brazo, siempre protector de su esposo, dándole la enhorabuena, y cerró los ojos.
Seguiría cumpliendo su promesa a Corellon y a la Ciudadela para seguir siendo merecedora de tal honor.

No era su primera ceremonia tras una guerra, aunque esta era distinta. La vez pasada era la primera vez que participaba en una gran batalla, era inexperta y su premio era el ultimo en darse (El Corazón de Torlath, la medalla de Bronce militar amniana, siempre lo llevaba bien visible)
Esta vez recogería su condecoración con orgullo. Se había enfrentado a esos seres demasiadas veces. Y esta vez sí se consideraba uno más de los que, junto a ella, esperaban a ser llamados.
Cuando oyó su nombre, levanto la cabeza y caminó con confianza. Lo que no esperaba era el presente con el que seria homenajeada.

Volvió a su puesto con un nudo en la garganta, agarrando el estandarte con firmeza. Pensaba en su padre, lo orgulloso que estaría de ella si pudiera estar allí. También recordó a su hermano, que la miraba con nuevos ojos desde que llego de la Isla. Sintió el brazo, siempre protector de su esposo, dándole la enhorabuena, y cerró los ojos.
Seguiría cumpliendo su promesa a Corellon y a la Ciudadela para seguir siendo merecedora de tal honor.

Estandarte del Regimiento Akh´Velahn "Selesar" de Suldanessellar

DM Auva escribió:
El Batallón Selesar

Con gran honor y orgullo 20 de los mejores Akh’Velahrn de Suldanesselar han pasado a formar parte del nuevo batallón, nombrado en honor a la heroína Samara Selesar que luchó arriesgando su propia vida contra la invasión ilithida llegada de más allá de las estrellas. Su arrojo, saber hacer y dedicación la vieron recompensada con el honor de convertir su nombre en una de las espadas de la ciudad para defenderlos contra invasores y peligros, con la esperanza de que aquellos que ahora enarbolarían el estandarte del ciervo plateado harán gala de semejantes valores por el pueblo élfico de Suldanesselar

Con gran honor y orgullo 20 de los mejores Akh’Velahrn de Suldanesselar han pasado a formar parte del nuevo batallón, nombrado en honor a la heroína Samara Selesar que luchó arriesgando su propia vida contra la invasión ilithida llegada de más allá de las estrellas. Su arrojo, saber hacer y dedicación la vieron recompensada con el honor de convertir su nombre en una de las espadas de la ciudad para defenderlos contra invasores y peligros, con la esperanza de que aquellos que ahora enarbolarían el estandarte del ciervo plateado harán gala de semejantes valores por el pueblo élfico de Suldanesselar

"A Capitanía de los Akh´Velahr:
Después del honor recibido tras mi paso estos años como Sauliak de los Akh´Velahr quisiera pedir formar parte del Batallón Selesar como uno más de los Akh’Velahrn de los que compone este Batallón. Mi presencia es más beneficiosa tanto para mí, como para la Rama Akh´Velahr en primera linea, espada en mano, que en un despacho organizando patrullas, o escribiendo informes.
Por esto, pido ser destinada al Batallón con el Estandarte del Ciervo Plateado, como soldado Akh´Velahrn , en los enclaves élficos en los que esté destinado dicho batallón, renunciando a mis responsabilidades administrativas en la ciudadela como Sauliak.
Firmado: Samara Selesar, Akh´Velahrn


La Akh´Velahrn Samara ya abandonaba la ciudadela para ir al encuentro del batallón al que estaba destinada. Serian días lejos del hogar, en un enclave del Weldazh alejado de la Joya del Bosque, donde había un campamento permanente de vigilancia y siempre se estaba en alerta.
Mientras caminaba recordó la conversación que había tenido recientemente con Celyl:
- ¿Sabes que en el Festejo de la Luna alguien se disfrazó de ti?
- ¿De mí? - dijo levantando las cejas en su gesto habitual. - Creí que eran disfraces de Héroes. No de gente corriente.
- Entonces deberías sentirte muy halagada.
No se sentía una heroína, pero que alguien pensara eso de ella hizo que entrara en el bosque con una sonrisa y los ojos acuosos. Últimamente derramaba muchas lágrimas de orgullo.
Samara se adentró en el bosque con su uniforme aguamarina, en busca del campamento con el estandarte del Ciervo Plateado.
Mensaje enviado a capitanía en mano al Sauliak Akh´Velahr Yeldhariel:
"A mi superior al mando, el Sauliak Yeldhariel para que lo eleve a Capitanía:
Yo Samara Selessar, miembro del Batallón Selesar y Akh Velahrn del ejército de su Majestad la Reina Ellesime:
Deseo solicitaros una excedencia temporal de mis responsabilidades y cargo en el ejército de 3 años de duración, por motivos de próxima maternidad.
Atentamente: Akh´Velahrn, Samara Selesar. "
"A mi superior al mando, el Sauliak Yeldhariel para que lo eleve a Capitanía:
Yo Samara Selessar, miembro del Batallón Selesar y Akh Velahrn del ejército de su Majestad la Reina Ellesime:
Deseo solicitaros una excedencia temporal de mis responsabilidades y cargo en el ejército de 3 años de duración, por motivos de próxima maternidad.
Atentamente: Akh´Velahrn, Samara Selesar. "
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